Los clientes exigen cada vez más transparencia en los cálculos con el fin de mejorar la rentabilidad al realizar nuevos edificios y remodelaciones. Para ello, los estudios de arquitectura y empresas de ingeniería necesitan una gestión eficiente de los costes, que abarque todas las fases de trabajo, desde el desarrollo del proyecto, pasando por la fase de planificación y ejecución, hasta su puesta en marcha. Y la metodología BIM puede ayudar a los arquitectos e ingenieros civiles en este sentido.
¿Qué significa la gestión de costes?
Abarca el objetivo de costes, el cálculo de los mismos y su seguimiento. A partir del presupuesto especificado por el cliente, el arquitecto o ingeniero, dependiendo del tipo de proyecto, define una tabla de costes, que se basa en los valores de la base de datos de construcción u otros valores clave, como las áreas, los volúmenes o los planes de asignación de espacios. Proporciona al constructor una herramienta para la toma de decisiones sobre rentabilidad y viabilidad financiera del proyecto.
A continuación, se realiza una estimación de costes según la norma DIN 276, que contiene los resultados de la planificación preliminar, las cantidades de acuerdo con la norma DIN 277 y los detalles relativos a la obra y al desarrollo. Esto es un paso importante en el camino de la planificación preliminar a la proyección del diseño, y permite el cálculo detallado de los costes. Los proyectistas disponen de dos métodos: o bien especifican los costes exactos desglosando los componentes de la construcción de acuerdo con la norma DIN 276, segundo nivel, o bien los calculan de acuerdo con el catálogo de componentes de la construcción, teniendo en cuenta las normas de calidad específicas y los datos empíricos.
Por un lado, la estimación de costes se deriva del permiso de planificación y ayuda a tomar una decisión sobre el plan de ejecución; por otro, se basa en este último para preparar la adjudicación de contrato. Debe actualizarse continuamente y también contiene los servicios de otros proyectistas especializados, con un listado que se ajusta, en primer lugar, a la norma DIN 276, tercer nivel, y, en segundo lugar, a las unidades contractuales. Se pueden comparar las ofertas y los costes previstos, y la declaración de estos se produce después de una fase de construcción o de todo el proyecto como parte de la facturación.
Para permitir la seguridad de los costes es necesario su monitorización, que comprende su seguimiento, control y previsión. En el control de costes, el estudio de arquitectura o empresa de ingeniería compara los valores objetivo y los valores reales del momento con los cálculos de costes anteriores o con los valores del presupuesto, y si el arquitecto o ingeniero encuentra discrepancias puede intervenir y controlar los costes en el proceso. Las previsiones ayudan sobre todo a los futuros proyectos de construcción, ya que los valores de proyectos similares pueden servir a su vez de base para un nuevo marco de costes.
¿Cómo contribuye la metodología BIM a una gestión de coste transparente y eficaz?
Hoy en día, los proyectos de construcción se desarrollan en un entorno cada vez más complejo, con partes interesadas y procesos que se especializan ante nuevos retos técnicos, infraestructurales y ecológicos. Al mismo tiempo, los diferentes participantes, como proyectistas, empresas de fabricación, inversores y constratistas, trabajan juntos en un mismo proyecto. La metodología BIM respalda todos los ámbitos de la gestión de costes porque garantiza la transparencia en la planificación y la comunicación.
La base para ello es el desarrollo digital uniforme de un modelo 3D, o modelo de coordinación BIM. El coordinador BIM, figura central del proceso, reúne los modelos técnicos de las distintas disciplinas en este modelo, que contiene los componentes individuales con sus propiedades, cantidades y costes. Se elaboran automáticamente listas de cantidades que confluyen en las especificaciones del servicio y la planificación de costes se realiza, por tanto, a través de dimensiones concretas. Incluso si el proyecto está todavía en fase de diseño, un modelo técnico menos detallado permite establecer una relación entre los costes de la estructura de construcción y el presupuesto previsto.
Además, la metodología BIM permite realizar simulaciones sobre el edificio, que los planificadores pueden utilizar para poder comprobar con mayor precisión las colisiones entre las distintas partes de la construcción o los espacios de diseño. Las modificaciones necesarias se realizan con antelación y, por tanto, de forma más rentable que, por ejemplo, durante la fase de construcción.
El coordinador BIM supervisa además los planes de costes predefinidos, llevando a cabo comparaciones entre los objetivos y el rendimiento y pudiendo tomar contramedidas si fuera necesario. La evolución de los costes a lo largo de todo el proceso, desde la idea a la ejecución hasta la puesta en marcha, queda clara para todos los participantes en el proyecto, incluso para los menos expertos en la materia, y todos pueden identificar los efectos de los cambios directamente en el modelo.
La metodología BIM garantiza una mayor precisión en el cálculo de costes
La gestión de costes es un proceso extenso, que solo funciona eficazmente cuando existe una sinergia entre las tres áreas: objetivo, cálculo y control de costes. La metodología BIM contribuye en este sentido a lo largo de todo el ciclo de vida de un edificio, y en particular en las primeras fases. La información de todas las disciplinas confluye en el mismo modelo, y los costes, calidades y cantidades siguen siendo transparentes para todos los participantes del proyecto.