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La arquitectura y los edificios han sido elementos clave en la cinematografía desde sus inicios. Desde los rascacielos icónicos de Nueva York en películas de la década de 1930 hasta los futuristas paisajes urbanos de ciencia ficción, los edificios han sido utilizados para establecer la atmósfera y el ambiente en las películas. Los arquitectos y diseñadores de producción trabajan estrechamente con los cineastas para crear escenarios y edificios que sean impactantes y memorables para el público. Los siguientes tres clásicos del cine cuentan historias en las que los edificios desempeñan un papel protagonista: como telón de fondo atmosférico, como metáfora significativa, como elemento unificador de la acción. Son historias que no funcionarían sin el poder sugestivo de la arquitectura: emocionantes, insólitas y reflexivas.
Rascacielos como símbolo de la alta sociedad
Antiguamente, los señores solían vivir en las plantas bajas y los criados bajo el tejado. Subir las escaleras era para los que no podían permitirse otra cosa. El ascensor, y con él los rascacielos, dieron un vuelco a la sociedad, haciendo que quien hoy vive en un ático ha llegado literalmente a lo más alto. La arquitectura vertical como símbolo de la sociedad es el tema de la novela "High Rise" del año 1975. En 2016, el director Ben Wheatley filmó esta inquietante distopía con Tom Hiddleston, Jeremy Irons y Sienna Miller en los papeles protagonistas. Un brillante arquitecto desea hacer realidad su visión de un mundo mejor en forma de un edificio de gran altura y alta tecnología... y fracasa.
High Risemuestra una sociedad en miniatura en la que las personas viven unas encima de otras: las familias numerosas viven en la parte inferior y se les corta la luz antes si no hay suficiente para todos. La clase media alta vive en los pisos superiores a estos, mientras que la clase alta sin hijos habita exclusivamente en los pisos más altos. El arquitecto reside en el piso 40. La lucha de clases en el búnker de hormigón se intensifica a medida que aumenta el número de fallos en los servicios del edificio. Imágenes muy estilizadas y una arquitectura impresionantemente escenificada y brutal hacen que merezca la pena ver esta película. High Rise puede verse bajo demanda en Amazon Prime.
Crítica del modernismo con elementos de parodia
El clásico de Jacques Tati Playtime, de 1967, se desarrolla en un París futurista. Monsieur Hulot, la excéntrica figura del actor, guionista y director francés, busca en estériles estructuras de cristal y acero a un tal Monsieur Giffard. Por diversas circunstancias desafortunadas, falla una y otra vez. En su deambular por un laberinto altamente tecnológico de pasillos monótonos, Hulot se encuentra varias veces con un grupo de turistas que busca el "viejo" París en el mundo clínico de los rascacielos.
La crítica al modernismo es un rasgo común de las películas de Tati. En Playtime la lleva al paroxismo y convierte a sus personajes en prisioneros de la arquitectura moderna. Los ángulos rectos del estilo funcionalista Bauhaus les obligan a seguir líneas rectas. En este mundo deshumanizado también falta un diálogo sustancial: retazos inconexos de conversaciones y una banda sonora en la que hablan máquinas y objetos forman el telón de fondo. Para Playtime, Jacques Tati hizo construir un escenario urbano independiente en una superficie de 15.000 metros cuadrados: Tativille. Fue tan caro que la película no pudo recuperar sus costes a pesar de las excelentes críticas.
Visión del futuro en el presente de los años 60
Al parecer, la capital francesa proporciona abundante material para soñar con una visión distópica. En 1965, Jean-Luc Godard también rodó en París su thriller de ciencia ficción Alphaville. La historia transcurre en el año 1990. Un detective privado, Eddie Constantine, en una reelaboración de su famoso papel de "Lemmy Caution", acepta un trabajo en la ciudad futurista Alphaville, controlada por un enorme ordenador. Los pensamientos libres están prohibidos, los sentimientos aniquilados y los valores humanos sustituidos por una lógica dictatorial y corrupta bajo la apariencia de ciencia desapasionada.
La particularidad de Alphaville como ciencia ficción retro es que Godard prescinde de escenas futuristas y efectos especiales. En su lugar, filma la arquitectura actual de las calles de la época - edificios de oficinas y rascacielos - por la noche y las aliena con luces, sombras y perspectivas que las convierten en un lugar desconocido y surrealista. Alphaville es hoy el ayer, porque el futuro ya ha comenzado.
El cine puede contar historias maravillosas sobre y con edificios. Ya sea en ficción o en documentales, la visualización arquitectónica en imágenes en movimiento permite vivir estos diseños de cerca, sobre todo gracias a las perspectivas que sólo el medio cinematográfico puede ofrecer.